lunes, 29 de noviembre de 2010

Las 'Reformas Borbónicas' fueron los cambios introducidos por los monarcas de la dinastía borbónica de la Corona Española: Felipe V, Fernando VI y, especialmente Carlos III; durante el siglo XVIII, en materias económicas, políticas y administrativas, aplicadas en el territorio peninsular y en sus posesiones ultramarinas en América y las Filipinas.
Estas reformas de la dinastía borbónica estaban inspiradas en la Ilustración y, sobre todo, se enmarcan dentro del nuevo poder de las elites locales y aumentar el control directo de la burocracia imperial sobre la vida económica. Las reformas intentaron redefinir la relación entre España y sus colonias en beneficio de la península. Aunque la tributación aumentó, el éxito de las reformas fue limitado; es más, el descontento generado entre las elites criollas locales aceleró el proceso de emancipación por el que España perdió la mayor parte de sus posesiones americanas en las primeras décadas del siglo XIX.

Una de las principales instituciones afectadas por el despotismo ilustrado español fue la Iglesia Católica, ya que la Corona pretendió afirmar el poder secular sobre el religioso. Esto incluía la restricción de los privilegios y exoneraciones fiscales que gozaban las órdenes religiosas. Fueron los jesuitas los que más se opusieron al proyecto centralizador de los borbones, por lo que fueron expulsados de España y sus posesiones ultramarinas en 1767. En este año, Carlos III decretó la expulsión de la Compañía de Jesús.Las reformas borbónicas llegaron del exterior, concretamente de la corte imperial de Madrid; llegaron de fuera como llegó la conquista en el siglo XVI. Afectaron todo el imperio, pues no eran sólo para la Nueva España y menos privativas del noroeste. El objetivo último de los monarcas de Borbón era la sujeción de las colonias para beneficio económico de la metrópolis: corregir las fugas fiscales y promover la producción para aumentar así la recaudación de impuestos. Para lograrlo se necesitaba reformar instituciones y procedimientos viciados —a juicio de los reformadores— que se habían incrustado en las sociedades coloniales y con los que ciertos grupos de privilegiados medraban al amparo de la debilidad de los gobernantes de la casa de Habsburgo. El Consulado de Comerciantes, algunas corporaciones religiosas como la Compañía de Jesús y la misma institución del virreinato fueron el blanco de l
los golpes de los reformadores.








causas internas y externas de la independencia de la nueva españa.




ImageShack, share photos of reformas borbonicas, reformas borbónicas, share pictures of reformas borbonicas, reformas borbónicas, share video of reformas borbonicas, reformas borbónicas, free image hosting, free video hosting, image hosting, video hosting.El Virreinato de Nueva España fue una colonia del Imperio español en América del Norte, Centroamérica, Asia y Oceanía. Fue establecido tras la conquista del Imperio azteca, realizada entre 1519 y 1521 por las tropas de Hernán Cortés, por decreto real del rey español Carlos I, del 1 de enero de 1535, aunque la instauración oficial se realizó el 8 de marzo.
La colonia de Nueva España estaba comprendida por el actual México, más los actuales estados de California, Nevada, Colorado, Utah, Nuevo México, Arizona, Texas, Oregón, Washington, Florida y partes de Idaho, Montana, Wyoming, Kansas, Oklahoma y Louisiana, por parte de los actuales Estados Unidos de América; así como la parte suroeste de Columbia Británica del actual Canadá; más la Capitanía General de Guatemala (comprendida por los actuales países de Guatemala, Belice, Costa Rica, El Salvador, Honduras y Nicaragua); más la Capitanía General de Cuba (actuales Cuba, República Dominicana, Puerto Rico, Trinidad y Tobago y Guadalupe); así como, finalmente, la Capitanía General de las Filipinas, (comprendiendo las Filipinas, Carolinas y las Marianas, en el Pacífico asiático), fueron todos estos territorios partes constitutivas del Virreinato de Nueva España. Desde 1626 hasta 1642 los españoles se establecieron en el norte de Taiwán (llamada por los ibéricos Formosa.




Un mundo fracturado


Durante tres siglos, el mundo novohispano engendró fracturas irreparables: los criollos -a pesar de la sangre española que corría por sus venas- estaban condenados a permanecer en la misma situación de desventaja ante los peninsulares. Sus vidas, desde el momento de su nacimiento en el Nuevo Mundo, quedaban condenadas a sólo avanzar hasta un determinado punto: la frontera que los separaba de los peninsulares, misma que tras las reformas borbónicas se convirtió en un muro infranqueable.
Evidentemente, no estaban dispuestos a continuar soportando la situación: ellos eran ilustrados, contribuían con su esfuerzo a la creación de riqueza y tenían la certeza de que Nueva España debería estar bajo su control. El sueño de crear una distancia con la Corona y los peninsulares -al igual que el de la posible independencia- comenzó a anidarse dentro de ellos. Así, el descontento de los criollos se convirtió en un sentimiento de humillación y, al comenzar el siglo XIX, la fractura entre criollos y peninsulares ya era irreparable.
La situación de los indígenas era peor que la de los criollos: durante trescientos años ellos no sólo habían padecido la guerra de conquista, las enfermedades que los diezmaron, el trabajo brutal y extenuante que se materializaba en las encomiendas y los repartimientos, sino que también vivían en un mundo donde ellos no tenían ninguna posibilidad de reconocimiento o ascenso social. No era casual que ellos -a lo largo de los tres siglos de vida de Nueva España- hubieran protagonizado algunas rebeliones a lo largo y ancho del territorio, aunque, las más de las veces, enfrentaron una terrible derrota. La relación entre los indígenas y los españoles también estaba casi rota, sólo hacía falta una pequeña fricción para que quedara expuesta con toda su violencia.





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